Agencia MANL
Nezahualcóyotl, Méx.- "El arrugado" de 64 años era recolector de basura del relleno sanitario Bordo Poniente. Años atrás su actividad principal era pepenar, ahí se encuentra "uno de todo" en los desperdicios.
Toda su vida se ha dedicado a "chacharear", como le dicen a la pepena los que se dedican a ella, tiene 12 hijos, "fui casado, pero mi esposa ya falleció, ya sólo me quedaron mis muchachos, el más chico a penas entrará a la preparatoria".
Felipe Cabrera, desde niño ha estado en distintos basureros de la capital, pero desde hace poco más de 15 años había estado en los tiraderos del bordo. Llevaba más de cinco años en la cuarta etapa del poniente "le trabajé a una empresa" privada, de la cual no dijo su razón social, que le pagaba 550 pesos a la semana por recoger la basura "que se vuela" y para juntarla al relleno sanitario.
Reconoció que ganaba más cuando pepenaba, por lo que en su hora de comida se iba a la basura a "chacharear", porque entre los desperdicios hay de de todo: "relojes, televisiones, carteras, billetes, radios, joyas, etc., con decirle que hasta un rolex me encontré", aparte del cartón, botellas y aluminio. Se le cuestionó por qué el mote de "El arrugado", a lo que contestó que porque le salen más arrugas cuando se ríe.
"Una vez un compañero se encontró una plancha y me dijo: ahora sí arrugado te voy a quitar estas arrugas" y sonrío, dejando en evidencia el motivo de su apodo. Su compañero de trabajo era Gabriel Castillo Salinas, de 70 años.
Ambos en pareja avanzaban para levantar la basura "si se queda atrás yo le ayudaba para irnos parejos y terminar temprano para descansar un rato", dijo Felipe. "El arrugado" vive en la colonia Renovación, delegación Iztapalapa en el Distrito Federal, mientras que Gabriel en Santa María Aztahuacán.
Diariamente hacían de camino una hora para dedicarse a su labor en su horario de trabajo de 8 de la mañana a 5 de la tarde, y se sentían a gusto con lo que hacían. Ante el cierre del relleno sanitario coincidieron en que no les preocupa "pos si nos da una retirada la compañía, pues bien, y si no, pues nos seguimos a donde se vaya la compañía", no importa que sea en otro estado.
Por su parte, el joven Ernesto Guillén, con tres años de experiencia, en la pepena en el bordo poniente 3era etapa, y ahora contratado por la empresa "Muebles y Mudanzas", dijo que obtenía un sueldo de mil pesos a la semana y con prestaciones en la labor que realizaba en la cuarta etapa.
Se dedicaba a desamarrar las lonas de los camiones de basura, les abría la puerta del contenedor "para que una vez abierta empiece a trabajar su sistema" para el desalojo de los deshechos que transportaba. Estaba pendiente que nada impidiera que se tire su basura, "se estaba atento de que no traiga (el vehículo) algo que no sea basura, como un animal muerto, para no infectarse".
Explicó que cuando fue pepenador separaba el metal, la lata, el cobre, el papel, el pet, aluminio, plástico y alguna otra cosa que sale buena "se iba para el tianguis" o entre los mismos compañeros se las compraban. "En un viaje de sabritas, esos traen los tazos, hay quienes los juntan y los llevan a vender.
Hay veces que salía más dinero en la basura (en la pepenada) que en la empresa, hay veces que sí les sale, otras no", ya que en la pepena se obtiene alrededor de mil 500 pesos a la semana cuando trabaja "arduamente", de las 7 de la mañana que empiezan a buscar y hasta las 8 de la noche. Y más o menos en un horario de medio día, de 7 a tres de la tarde se llevan como mil pesos.
"La basura es socorrida por donde sea y no nada más aquí ( en el bordo poniente) hasta con los mismos recolectores de basura, ellos mismos llevaban sus bolsas separadas donde echaban sus latas y el cartón. No todos eran trabajadores de gobierno, traían voluntarios y se les pagaba con lo que reciben de propina, y con lo que obtenían de la chachareada, ya que uno de vez encuando se encuentraba una cosa bonita y de valor", finalizó.
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